martes, 11 de abril de 2017

ILSA LUND ¿POR QUÉ NO SUBISTE AL TREN?

Salvo que sean aficionados al cine, mucho no sabrán quién es Ilsa Lund; pero si les digo que es el personaje de la bellísima Ingrid Bergman en Casablanca, entonces ya sabrán de quien estamos hablando. Realmente ella es la película; y un secundario jefe local de policía llamado Louis Renault, su contraparte. Rick, Victor Laszlo y el resto de personajes me parecen figurantes frente a la potencia que emanan mis protagonistas.

Ilsa representa todos los más nobles sentimientos, como si pudieran convivir en tan frágil cuerpo, y Renault,a pesar de su sarcasmo, esconde un corazón que desborda humanidad. Algunas de sus frases son antológicas como “capturen a los sospechosos habituales” .

Victor Laszlo, por muy resistente que fuera al nazismo, me parece un cursi, engreído, que piensa que todos deben estar a su servicio, incluyendo a Ilsa. Ni siquiera es capaz de apreciar su belleza; es sólo un instrumento más de su arrogancia.

Rick sólo tiene una escena brillante en la estación de París en plena estampida ante la llegada nazi, desesperado ante el plantón que le da Ilsa, por razones muy nobles pero incomprensibles. Plantón que también, de forma que todavía no he podido superar, le propina Rick a Ilsa cuando le obliga a subir al avión con su esposo camino del exilio o del regreso al campo de batalla, con otra de las maravillosas frases de la película de Curtiz, cuando le sugiere a Ilsa que se arrepentiría de la decisión de quedarse con él “ tal vez no hoy, tal vez no mañana, pero pronto y para el resto de tus días”; mentira cochina.

Las buenas películas como las obras de teatro que siempre te dejan insatisfechos con el argumento o con el final, son las que más se recuerdan, y de toda esta película, mas allá del canto espontáneo de La Marsellesa, que impresiona, siempre me quedan dos grandes dudas, ¿ Por qué Ilsa Lund no se subió al tren en París? y ¿ Por que se subió al avión rumbo a Lisboa dejando a Rick con Renault abandonando parsimoniosamente la pista del aeropuerto de Casablanca?.

Ilsa se equivocó dos veces y todos lo sabemos. Primero se dejó llevar por los sentimientos nobles más que por las pasiones abandonando a Rick por el petulante Victor; la guerra contra Hitler no merecía sacrificio mayúsculo como éste. Pero que no se subiera al avión, me produce urticaria. ¿ Por qué no dejar a Victor en manos de Renault y volar para comenzar una nueva vida en paz y felicidad?

Pero así somos las personas, a menudos optamos por los caminos mas difíciles y tortuosos que a menudo, o mejor dicho siempre, llevan a destinos oscuros y melancólicos. Rick e Ilsa forman la pareja perfecta; con sus incongruencias pero con la complicidad de quien no necesita decir nada para hablar. Sus miradas aderezadas con la increíble iluminación de la película, no necesitan de mayor explicación. Pero si ésta era la realidad, vuelvo a mi cuestión ¿ Por qué no se subió al tren?

El mundo se mueve por una enconada batalla entre sentimientos: odio, amor, deseo, venganza, sentido del deber, ignorancia, nihilismo. Es difícil definir en cada momento cuál es el factor más determinante que mueve al mundo, pero para Ilsa, cuando tuvo que elegir por el amor, se decantó por el sentido del deber, y cuando se subió al avión se abalanzó sobre la eterna melancolía, sentimiento que debió compartir con Rick el resto de sus vidas como muchos de sus espectadores.

Los nazis mataron a millones de personas, y la guerra se ganó en campos de batallas y en la arena política. Ilsa no debía subirse al avión para terminar con Hitler; pero más hubieran hecho Ilsa y todos los hombres en aquellos momentos si entre el sentido del deber y el amor, se hubieran decantado por éste ultimo.

El deber es una palabra que impone, incluso produce miedo; es la excusa que nos imponen o nos auto imponemos para no hacer aquello que deberíamos hacer, para no escuchar ninguna otra voz en el interior que la que resuena en todo el ambiente que nos rodea. Por sentido del deber millones de alemanes se hicieron nazis y convirtieron Europa en un gran crematorio; por sentido del deber se cometen todo tipo de tropelías; pero no conozco de daño alguno digno de comentario que haya producido el amor. Si tuviéramos que definir la guerra, sería la ausencia total y absoluta de amor e Ilsa ahondó con su decisión aun más en la amargura de esa guerra.

Rick e Ilsa hubieran formado una gran pareja con hijos y nietos, algunos de los cuales se habrían hecho famosos y hoy en día estarían visitando los platos de televisión, narrando la extraordinaria aventura de sus abuelos. Con Victor no sólo se terminó el amor sino la estirpe. Sin nadie que te recuerde, parece como que no has vivido; y si viviste marcado por el deber, tu memoria será corta y vacía.

Quizás la película no podía tener otro guión, ni siquiera otro final, porque los finales felices no suelen ser muy taquilleros ni apreciados por la crítica, pero en la vida real, nunca aspiren a un final solo apto para los críticos, sino piensen en ustedes mismos, y si tienen que decidir, súbanse al maldito tren.

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